SESIÓN 5 - las entrañas de Gundabad


" Te entrego mi espada y mi escudo, Alawor" - fueron de las últimas palabras que pronuncia Marendil Rhudanion antes de preparar la defensa de Cameth Brin. - " Espero que encontréis sendas seguras a través de los Páramos Fríos del norte. No esperéis encontrar ayuda alguna desde aquí a Gundabad, ya que es una tierra inhóspita.

Frente al mirador Norte de las estancias superiores, El grupo contempla en la lejanía las negras nubes que ciernen Angmar en el horizonte. - " Tened cuidado, y que la mano de los Dioses del oeste os tengan en aprecio. Es una lástima no contar con vosotros , pero entiendo que vuestra tarea es vital para todo lo que ha de venir." - La reina consorte Mírwen les da la despedida. - " siempre seréis más que bienvenidos en Cameth Brin, aunque esta tierra no sea la más hospitalaria de Eriador . ( sonríe ) - " Buen viaje, y hasta pronto."

Este fue el momento en el que parte la compañía hacia el norte. Tras elegir cuál es el camino más viable, deciden intentar atravesar Gundabad, antes que atravesar los túmulos de la zona este de las Landas de Etten. Parten por el camino noreste atravesando los colimbos del Páramo Largo - dejando, sin percatarse, una figura negra a caballo que les observa desde lo alto de un risco en el horizonte.

Tras varios días a caballo y una serie de duras jornadas, llegan a las inmediaciones de las Montañas nubladas en el Norte.

  

 


Boca del Dragón
En el camino de ascenso, en medio del camino, una avanzadilla de jinetes de huargos les sorprenden. Aunque el grupo los vence fácilmente, desconocen si los rastreadores les perseguían a ellos o simplemente fue una casualidad. Por otro lado, desde hace meses toda la zona de Rhudaur está siendo acosada mediante incursiones.
Otros varios días a caballo, por fin llegan a las proximidades de Gundabad. Sería una locura intentar entrar por la entrada principal " La Boca del Dragón", ya que está permanentemente infestada de patrullas orcas de las tres tribus de la montaña, comercio de esclavos y toda la mala vida de esta vil raza. Es por lo que Sonëriel, aplicando la magia de canalización élfica, susurra un sortilegio para adentrarse en la mente de una pequeña ave con la que busca un camino desde el aire, más seguro y por el que puedan acceder.
Por fin, alcanzan un embarcadero, por donde el río subterráneo desciende desde las Vías Húmedas de la montaña. Apenas un grupo de orcos trabajaban en el embarcadero,por lo cual no fue difícil preparar una emboscada para hacerse con una de las barcas sin dar la alarma.



orcos de Gundabad
Gundabad, aunque en sus primeros inicios fue un asentamiento de los hijos de Aulë, - Los naugrim enanos, ( y de hecho, se lo considera como el lugar del despertar de Durin ) durante la primera y segunda Edad del Sol, finalmente los numerosos ataques orcos, dieron paso a su deshalojo y completo abandono. Por tanto, los que la compañía de Alawor y Päriel han hallado no es sino un inmundo lugar pestilente rebosante de maldad. No son pocos los pasillos, salas, grutas, cavernas y corredores que se encuentran en la búsqueda de la salida oeste de la montaña, encontrándose con algunos puestos de guardia. No son simples orcos, sino soldados y oficiales Uruk Hai los que gobiernan la montaña de tres picos.
En un momento dado, y sin saber bien cómo, el grupo consigue hallar un camino ascendente hacia uno de los tres picos, la " Cima Hendida", donde gobierna Karatog - uno de los tres grandes jefes orcos, aunque todos están al servicio de Kraghos, el supremo jefe de todas las tribus.
Las salas son levemente iluminadas por fuegos y fundiciones de las salas inferiores, donde la ceniza y los restos de ascuas recorren permanentemente las salas, adornadas con espinosos alambres y mecanismos de manufactura orca. innumerables pasarelas oxidadas y astilladas, comunican el pico con las zonas inferiores y con las otras dos cimas. La oscuridad es un compañero frecuente, y la luz del sol inexistente en todo este área. El grupo encuentra lo que parece ser las estancias de una especie de brujo-chamán orco ( seguramente lo que usa son esencias de hierbas de fango mezcladas con ungúentos elaborados para envenenar, marear y confundir al enemigo mientras le ensarta por la espalda ). En el tiempo en el que la compañía piensa cómo acceder, para poder buscar una pista de cómo salir, un grupo de oficiales que acompaña a un jefe Uruk se dejan oír al otro lado de la pasarela, con lo cual deciden esconderse en una caverna natural que se encuentra a un extremo de la cima, llena de murciélagos ( uno de los cuales usa de nuevo Sonëriel para espiar y manejar la situación desde la distancia ). Deciden probar de nuevo una emboscada, con lo cual atraen a 3 oficiales Uruk que hacían guardia mientras el chamán y el jefe discutían reunidos. El primer golpe de lanza de Yiuru el beórnida sorprende al primer oficial, pero su habilidad no le es esquiva, ladeando su cuerpo para evitar la punta del arma, al tiempo que saca su cimitarra y le asesta un fuerte tajo en el pie del beórnida, quien cae al suelo sangrando y desorientado por la amputación. Alawor, espada en mano, se enfrenta a otro oficial, quien, viéndose fortalecido por la buena suerte de su camarada hostil, tampoco gana mejor suerte, al fallar también el ataque, siendo parado con la hoja del segundo oficial, quien de un movimiento certero, corta de tajo el brazo del arma del montaraz de los bosques. Un tercer golpe similar, aunque no tan grave, recibe el Noldo, tras fallar su sortilegio de fracturación debido a la resistencia a la magia de los Uruk; las palabras del sortilegio se pierden en el vacío sin medrar la sed de sangre del atacante, quien se muestra victorioso ante los tres compañeros caídos en combate. Son apresados, despojados de sus armas y enjaulados en medio de una sala con cárcel circular.
Kraghos, supremo jefe Uruk de Gundabad



Horas más tarde, medio muertos, un grupo de orcos, Uruks, oficiales, Y Kragos el supremo, les rodean, regodeándose ante la captura y preparando las herramientas de tortura. En medio de la palabrería y los balbuceos del idioma orco, todo parece perdido...